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jueves, 14 de abril de 2011

MAULLIDO EN EL TEJADO



Calla de una vez perro majadero,
Molestas mis finos oídos con tu impertinente guau.
Y tú ¿quien eres? para protestar gato puñetero,
que inundas cada rincón con tu insolente miau.

Yo soy fino y elegante; tú, un muñeco dependiente,
zanquilargo, patoso, dócil, alborotador y baboso.
Te pasas toda la vida buscando un dueño cariñoso,
sin más misión en la vida que ser humilde sirviente.

Yo soy honrado y trabajador; tú, figura pretenciosa,
Vano, cruel, traicionero, tirano y arisco.
Calculando fríamente cuando dar el primer mordisco,
mientras paseas altivo tu belleza jactanciosa.

Tú no tienes ambición, sólo sirves para correr y agradar a la gente,
crees que todos te quieren, pero cuando estés viejo todos te darán de lado.
Yo no necesito a nadie que me alimente, soy del todo independiente,
seré feliz y dichoso cuando compruebe que nadie me dejará abandonado.

Eres un gato malo y envidioso, mis amos jamás me dejarán tirado,
soy leal y cumplidor, defiendo jugándome la vida su mansión.
soy juguete de los niños, y con total alegría cumplo con mi misión,
tú arañas y huyes ante el menor acercamiento mostrando desagrado.

Pasaron los años, el pobre perro envejeció y para nada ya servía.
Sus amos, olvidando toda su labor y sus años trabajados,
le dejaron olvidado en las afueras de una lejana serranía.
Esa noche sólo se escuchó el maullido de un gato sobre los tejados.

 



FIN




 
 
 

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